C. Tarragona Drónica Solutions "Gracias a los drones se puede ahorrar mucho en la recogida de la uva"
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C. Tarragona Drónica Solutions "Gracias a los drones se puede ahorrar mucho en la recogida de la uva"

Carlos Tarragona Dronica solutions
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Se acerca la primera edición de UNVEX ECO AGRO, donde el empleo de drones en agricultura de precisión será el tema protagonista. El 9 y 10 de octubre, en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla, empresas e instituciones analizarán las aplicaciones agrícolas de los RPAS. En este sector es especialista Carlos Tarragona, fundador de Drónica Solutions, compañía riojana que desde hace dos años investiga el uso de drones para aplicar mejoras en los cultivos.

Tarragona es biólogo y especialista agrícola, antes de fundar Drónica Solutions trabajó en varios proyectos con imágenes de satélite tomadas desde vuelos tripulados. Durante el verano de 2015 realizó unas primeras pruebas con drones y sensores recogiendo datos de viñedos, y nació su actual empresa, experta en tratamiento de imágenes tomadas con RPAS. Carlos Tarragona cuenta a Infodron.es en qué proyectos trabajan actualmente, qué resultados están obteniendo y qué expectativas tienen de cara a poder vender los resultados de sus investigaciones.

¿Qué proyectos de investigación tiene en marcha Drónica Solutions?

Estamos uniendo la teledetección con drones con sensores en tierra, y alimentando toda la información que generamos con un motor de Inteligencia Artificial (IA). Son proyectos de investigación largos, estamos en los inicios. Uno de ellos va enfocado a la lechuga iceberg, estamos trabajando con ello en Murcia y Navarra. En este proyecto la investigación se centra en el estrés hídrico. En Navarra, el agua para regar te puede costar entre 3 y 4 céntimos el litro, y en Murcia cuesta 60, de ahí la importancia del riego allí y de que este proyecto se enfoque a ello.

¿Cómo trabajan para detectar la falta de agua?

Lo que hacemos es volar estos cultivos con sensores termo gráficos y multiespectrales e ir localizando por una parte las zonas que están estresadas (con falta de agua) y a groso modo ir detectando patrones de qué zonas van a necesitar de continuo más riego y cuáles menos. Detectamos por una parte el estrés hídrico y por otra, que es muy importante, qué cantidad de agua mínima necesita la planta para ir produciendo, y que no sobre. Además es importante detectar esos patrones, cuándo aparecen, para lo que utilizamos la IA. Analizamos muchos datos con imágenes satélite, datos climatológicos etc. para poder sacar conclusiones, y se acaban sacando estadísticas muy buenas.

Además de este trabajo enfocado al estrés hídrico, ¿qué más pruebas realizan?

Tenemos otro proyecto que va más enfocado al estrés nutricional. Trabajamos con varias universidades y cooperativas, una de ellas, que es muy grande, es la Cooperativa Garu, que gestiona muchísimas hectáreas de guisantes y alubia verde. En este caso no se utiliza esa IA, y lo que hacemos es trabajar mano a mano con los técnicos de campo de la Universidad de La Rioja. En lugar de prever esos patrones, aquí directamente hacemos mediciones in situ a la vez que hacemos los vuelos, y lo que eso nos permite es tener controlado por una parte las enfermedades y por otra la fertilización, los abonos que se echan.

¿Qué resultados están teniendo?

En este último, en el que llevamos tres meses y realizamos en colaboración con la universidad, todavía no tenemos resultados certeros, pero estamos contentísimos con lo que hemos obtenido hasta ahora. Aunque no hay estadísticas, con las primeras campañas estamos comprobando que la información que recogemos in situ  casa perfectamente con la que recogen los técnicos.

¿Y en el proyecto del estrés hídrico?

Sí que estamos teniendo resultados muy buenos, pero son todavía confidenciales. Lo que puedo decir es que hemos encontrado patrones de aparición de estrés hídrico que hasta ahora no se habían tenido en cuenta, gracias a las imágenes capturadas con los drones y a las mediciones que hacemos después.

¿Qué avances encuentran en el caso de los viñedos?

En los viñedos hemos encontrado varias cosas, una de las más importantes es el ahorro que se puede llegar a conseguir gracias a diferenciar zonas a la hora de recoger. Es decir, cuando los agricultores van a recoger la uva para venderla a una bodega, vendimian todas las hectáreas que tienen, pero si esa recogida se hace de forma selectiva podrían conseguir mucho más dinero, porque cada zona tiene sus características, pueden estar mezclando uva que podrían vender a tres euros el kilo con la de 0,5 euros el kilo, lo que baja muchísimo la calidad de la uva. Lo que hemos comprobado es que por hectárea se puede conseguir un ahorro de en torno a 1.500 euros.

¿Se está aplicando esa recogida selectiva?

Sí, para bodegas. Lo hemos aplicado con bodegas Verderrubí y Marqués de Montecierzo. Hay un caso muy específico en el Instituto de las Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV), allí hay muy buenos investigadores que han hecho este mismo tipo de trabajo y tienen cifras muy exactas sobre el ahorro que se puede conseguir, entre los 1.100 y los 1.700 euros por hectárea. En el momento en que tienes más de cuatro o cinco hectáreas, los terrenos cambian un montón, es algo que hemos comprobado y no hace falta que sea un campo de 20 hectáreas. El ICVV tiene un caso de solo cuatro hectáreas donde sacaron un ahorro total de 7.000 euros.

¿Qué expectativas tiene de cara a aplicar los resultados de las investigaciones?

En el mundo agro la gente desconfía muchísimo. Hasta ahora yo había trabajado en ingeniería y no me había topado con un panorama tan reacio a la tecnología como el que se presenta con el mundo de la agricultura. Creo que faltan unos años. Nosotros al final nos hemos enfocado mucho más en temas de administración y topografía, en agricultura estamos con las bodegas a las que les han interesado estos proyectos y en investigación. Pero al final lo que queremos es demostrar que estos proyectos funcionan.

¿Son reacios porque contratar estos sistemas es muy caro o porque no confían en que vaya a funcionar?

Para cuatro hectáreas, un vuelo de dron con el procesamiento de datos puede costar entre 450 y 500 euros. No es caro, sobre todo si tenemos en cuenta lo que cuesta cada tratamiento fertilizante que realizan, o cada vez que aplican abonos. Lo que pasa es que son costes que tienen ya metidos en la cabeza, por muy caros que sean ya los tienen previstos, y en el momento en que llega una nueva tecnología son reacios, pero no porque sea cara. A nosotros varios agricultores nos han dicho: ‘cuando se lo vea al vecino y demuestre que es mejor que lo otro, entonces ya sí.

¿Confían en que se acabará extendiendo?

Le queda un poquito pero va a acabar llegando, sobre todo por cómo están empujando las administraciones para que se dejen de echar determinados venenos y que se trabaje cada vez de forma más natural, por lo que tendrán que acabar aplicando tecnología. Cada vez la legislación intenta ser más sostenible, ya no se pueden echar los venenos y las barbaridades que se hacían antes, por lo que al final les va a tocar usar tecnología para vigilar mejor los cultivos y no tener que hacer trabajos preventivos echando veneno, porque realmente la gran mayoría de esas aportaciones que hacen al campo son bastante perjudiciales y además no son necesarias, pero como lo han hecho toda la vida lo siguen echando.

¿Qué más ventajas destacaría de la agricultura de precisión?

Lo bueno del sistema que usamos y por lo que no es caro es que hemos desarrollado unos algoritmos de manera que, una vez tomamos las imágenes, el procesamiento de datos está automatizado. Otro de los proyectos que estamos haciendo en agricultura es con la administración, estamos ayudando a los controles que hacen sobre las plantaciones ecológicas en La Rioja. Tienen que ir técnicos a comprobar si la gente que está recibiendo la ayuda por agricultura ecológica efectivamente la está llevando a cabo. Hay casos de campos que están recibiendo la ayuda pero no se tocan desde hace años. Nosotros podemos hacer esa supervisión cinco veces antes de lo que lo hace un técnico sobre el terreno. Además del ahorro de tiempo y recursos, haciendo vuelos especiales combinando sensores se puede detectar lo necesario sin tener que ir al campo. Otra ventaja es que cuando vas al terreno no tienes después un documento tan certero a la hora de mostrar que eso era así en tal fecha, ahora tienes una ortofoto de cómo estaba el campo en un momento concreto.

Foto: Carlos Tarragona. Drónica Solutions



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