La Armada Real Neozelandesa recibirá un nuevo USV autónomo de propulsión renovable para realizar pruebas navales
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La Armada Real Neozelandesa recibirá un nuevo USV autónomo de propulsión renovable para realizar pruebas navales

El Bluebottle de Ocius Technology funciona sin combustible, aprovechando las ventajas de la energía solar, eólica y olamotriz.
USV Bluebottle
USV Bluebottle de Ocius Technology. Firma: Armada Real Neozelandesa
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El Gobierno de Nueva Zelanda ha comenzado a apostar por los vehículos de superficie no tripulados (USV por sus siglas e inglés), debido al potencial que ofrecen para desempeñar una amplia variedad de misiones navales. Con el objetivo de probar las capacidades de estos sistemas y validarlas en distintos entornos operativos del país, la Armada Real Neozelandesa (RNZN) va a recibir, en régimen de arrendamiento a corto plazo, un USV de propulsión renovable y 6.8 metros de eslora.

El modelo elegido es el denominado Bluebottle, diseñado y fabricado por la australiana Ocius Technology, una compañía especializada en el desarrollo de soluciones autónomas para la vigilancia marítima persistente que ya ha suministrado distintos vehículos a las Fuerzas de Defensa de Australia y otras agencias científicas y de energía. 

USV de alta eficiencia

Dentro del segmento de embarcaciones de superficie autónomas, el Bluebottle destaca por su sistema de propulsión, que puede usar diferentes energías renovables: energía solar a través de un conjunto de células fotoeléctricas; energía eólica, haciendo uso de una vela rígida retráctil; y energía undimotriz y olamotriz, es decir, aquella que aprovecha el movimiento de las olas para generar electricidad. Además, en caso de que no haya luz solar o viento, este USV equipa también un dispositivo de aleta y timón para impulsarse.

El vehículo puede alcanzar una velocidad máxima de 5 nudos (9,26 kilómetros por hora) y operar en el mar indefinidamente sorteando olas de entre 6 y 9 metros de alto. Los sensores integrados, que incluyen un radar y cámaras electroópticas e infrarrojas, permiten un control seguro y eficaz del sistema, así como la identificación de otros buques.

Tras su entrada en servicio, el buque autónomo será monitoreado y operado constantemente desde una sala de control en la Base Naval de Devonport. La comunicación con esta instalación se realizará a través de la señal de un teléfono móvil cuando se opere cerca de la costa y mediante un satélite de banda ancha cuando las operaciones se alejen más. 

El USV puede ser transportado en un remolque a cualquier parte de Nueva Zelanda y botado y recuperado desde una rampa para embarcaciones convencionales. Además, también se puede desplegar mediante una grúa de barco de la Armada, lo que posibilita el lanzamiento de operaciones en territorio extranjero.

Potencial para la Armada Neozelandesa

El gran tamaño de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Nueva Zelanda es una de las principales razones por las que la RNZN ha decidido probar el potencial del USV. Según el comodoro Garin Golding, esta ZEE “es la quinta más grande del mundo, con más de 4 millones de kilómetros cuadrados” que, “sumados al área de búsqueda y rescate de 30 millones de kilómetros cuadrados” se convierten en “mucho océano por cubrir”.

Por su parte, el oficial de Estado Mayor de sistemas autónomos y comandantde, Andy Bryant, explicó que “el Bluebottle ya ha llevado a cabo una serie de actividades en apoyo del Gobierno de Australia durante largos periodos de tiempo, sin necesidad de repostar, recargar o dar un respiro a la tripulación”. Por ello, Bryant asegura que se verán “beneficios similares durante el tiempo que la RNZN tenga el buque, en particular una mejor comprensión de cómo operar y sostener buques sin tripulación, y esto brindará una gran oportunidad para compartir experiencias sobre el nuevo sistema con la Armada Real Australiana”.



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