Aeronaves no tripuladas parte I historia y aplicaciones
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Aeronaves no tripuladas parte I historia y aplicaciones

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(Infodefensa.com) Por Carlos Calvo González-Regueral (*) – A principios del siglo XX la Armada de los Estados Unidos convirtió un avión de entrenamiento en una aeronave controlada por radiofrecuencia, en la que se instaló una bomba de 300 libras. En 1939, Reginald Denny, creó la Radioplane Company, hoy Northrop/Grumman, que desarrolló blancos aéreos para la US Navy.

Las experiencias obtenidas por los alemanes en bombas V, permitieron aplicaciones en sistemas no tripulados, fundamentalmente de reconocimiento, que se impulsaron durante la Guerra Fría. A partir de 1965 desplegó en Vietnam un Escuadrón de UAVs AQM-34 Firebee para realizar misiones de reconocimiento.

Tras la experiencia de Vietnam, Israel adquirió aeronaves no tripuladas que fueron empleadas durante la guerra de Yom Kippur. A partir de entonces el desarrollo de sistemas no tripulados en Israel se impulsó el desarrollo de sistemas locales que resultó en alcanzar el liderazgo mundial en este campo.

En la guerra del Golfo en 1991 se realizaron multitud de misiones con UAS cuyo éxito, junto con nuevos avances tecnológicos y la aparición de nuevos escenarios de conflicto, llevaron a despertar el interés por estos sistemas.

Las necesidades de obtención de inteligencia en tiempo real y de su integración en los sistemas de mando y control, para actuar frente a las nuevas amenazas han elevado la demanda operativa de estos sistemas, favorecida por el desarrollo tecnológico. En Irak y Afganistán se ha materializado de forma práctica la integración de sistemas UAS en las operaciones militares en todo el espectro de misiones militares. Las intervenciones militares en Mali o Centroáfrica han ratificado su importancia.

Las posibilidades del uso de sistemas armados apuntan a que en el futuro no parezca descabellado plantear que se produzcan enfrentamientos no tripulados. Algunos planteamientos contemplan el desarrollo de operaciones en las que “enjambres” de UAVs sean capaces de operar con un mínimo de intervención humana.

Las experiencias militares han dado paso a aplicaciones en el mundo civil donde existe un potencial importante y cuyo desarrollo no depende tanto de la tecnología sino de la capacidad de integración de estos sistemas en actividades cotidianas en las condiciones de seguridad adecuadas.

Concepto y clasificación

Podemos definir un sistema aéreo no tripulado (UAS) como aquel sistema compuesto por uno o más vehículos aéreos no tripulados (UAV) y los elementos necesarios para su operación. Están compuestos por un segmento aéreo y un segmento terreno.

Lo que hoy conocemos como UAS ha recibido y todavía recibe diferentes denominaciones. Recientemente se plantea que la designación más apropiada sea la de Remotedly Piloted Aircraft Systems (RPAS) para evitar confusión sobre el grado de control humano sobre el sistema.

A diferencia de lo que sucede con otros sistemas no existe una clasificación universalmente aceptada. Algunos de los métodos de clasificación, más o menos extendidos, son por las características físicas del UAV, su misión específica, o el nivel de conducción de las operaciones militares. Además, pueden encontrarse otras como las determinadas por el tipo de sistema de comunicaciones.

Empleo

La aparición de sistemas no tripulados ha producido un importante cambio para el desarrollo de operaciones militares. Los conflictos más recientes han demostrado su utilidad en diferentes aplicaciones. La integración de UAS en las operaciones militares es ya un hecho constatable.

El éxito de estos sistemas se debe a su utilidad para responder a lo que se conoce como las 3 D (Dull, Dirty and Dangerous), a las que habría que añadir una cuarta que respondería a Deep.

Las previsiones plantean una necesidad constante de sistemas que se orientarán hacia plataformas versátiles capaces de disponer de mayores y más variadas cargas de pago. Una vez que las misiones tradicionales de reconocimiento, vigilancia y observación están consolidadas, los requerimientos pondrán mayor énfasis en otras aplicaciones.

El principal valor añadido de los UAS vendrá de la mano de sus posibilidades de integración en el concepto de operación en red, puesto que pueden contribuir como elementos multiplicadores de todas las capacidades militares. Su uso presenta un problema esencial relacionado con la disponibilidad de anchos de banda. El empleo de grandes sistemas en escenarios electrónicamente congestionados supone uno de los problemas a resolver. Las adquisiciones deberán tener muy en cuenta estas necesidades.

Ya se están llevando a cabo proyectos que presentan la opción de ser opcionalmente tripulados. Hay en marcha iniciativas que plantean la utilización de helicópteros con estas características especialmente para tareas de apoyo logístico y que tienen posibilidades de uso dual indudables.

La rápida evolución tecnológica de los sistemas asociados producirá efectos sobre la vida útil de las plataformas que deberán ser capaces de integrar cargas de pago de forma evolutiva. La necesidad de renovación por obsolescencias prematuras plantea el debate coste-eficacia en los nuevos desarrollos.

La aparición de plataformas no tripuladas afectará a otros sistemas. Los sistemas de protección tendrán que tener muy en cuenta la presencia de UAS en los escenarios de operación. Una amenaza potencial que igualmente podrá afectar a la seguridad en el ámbito civil y que se manifestará conforme se vaya abriendo el acceso a la tecnología y a sistemas de bajo coste.

El abanico de aplicaciones de empleo se ha ampliado pasando del campo militar a la seguridad o aplicaciones civiles. Entre estas las aplicaciones en investigación medioambiental, meteorología, control de tráfico, vigilancia agrícola y pesquera, comunicaciones o control de infraestructuras críticas y obras públicas son ya una realidad.

Sea cual sea la evolución tecnológica, los principales retos a los que se enfrentan los UAS en el futuro son de tipo normativo. Su extensión a tareas cotidianas que ya hoy en día serían posibles técnicamente obliga a establecer una regulación de empleo muy detallada y lo antes posible.

Problemática de utilización

La operación de UAS tiene componentes normativos, de certificación de los sistemas, de comunicaciones y de interoperabilidad.

La ausencia de normativa y reglamentación específica hace que su utilización esté limitada a espacios segregados o zonas de operaciones militares. La regulación jurídica está muy por detrás de los desarrollos tecnológicos.

De momento no existen estándares válidos y reconocidos que permitan la incorporación de tráfico de UAS en espacios no segregados cumpliendo con los niveles de seguridad exigidos.

Es preciso resolver las necesidades de gestión del espectro radioeléctrico para buscar frecuencias seguras y anchos de banda suficientes que soporten el volumen de información manejado.

El grado de avance en estos aspectos ayudará a resolver el principal problema para su total desarrollo y aplicación que no es otro que la integración en el espacio aéreo no segregado con garantías de operación equivalentes a los de los sistemas tripulados. Esta integración pasa por resolver tres aspectos: certificación del sistema, cualificación de operadores y cumplimiento de la normativa aeronáutica.

El reto de la integración se está planteando como un desafío global que llevará tiempo hasta que ofrezca resultados prácticos.

 

CARLOS CALVO GONZÁLEZ-REGUERAL es Coronel de Infantería DEM

 

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