¡Cuidado Objeto volador no identificado perdón, no tripulado, en inminente colisión
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¡Cuidado Objeto volador no identificado perdón, no tripulado, en inminente colisión

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(Infodefensa.com) Por Alberto López – La frase que titula este artículo puede ser la alerta que ya hayan expresado muchos controladores de tránsito aéreo, aún en países con muy buena regulación para garantizar la seguridad de la aeronavegabilidad aérea, pero en Centroamérica y aún en México puede ser todavía un dolor de cabeza más serio y con implicaciones más serias por el uso indiscriminado ya de vehículos aéreos no tripulados (UAV, por sus siglas en inglés), por parte de carteles de la droga y por medios de comunicación, donde los primeros atentan contra la seguridad nacional y los segundos contra la seguridad aérea, física y contra la privacidad.

Es decir que el primer problema que surgió del uso de los también llamados drones, donde ni siquiera Estados Unidos escapó al quebradero de cabeza de cómo regularlos en sus operaciones, tanto de rango de área de acción como de altitud, fue la seguridad para las aeronaves tripuladas comerciales, privadas y militares.

Pero ahora también se habla que carteles de la droga mexicanos estarían diseñando, fabricando o comprando a empresas comerciales, modelos de regular tamaño para pasar pequeñas cantidades de droga por la frontera entre Estados Unidos y México.

Bueno, inclusive, ya algunos grupos palestinos irregulares que luchan contra Israel han mostrado en la web sus drones armados para atacar objetivos israelíes y Hamas, por mencionar alguno de esos grupos, no opera un ejército como tal pero al adquirir este tipo de equipos armados ha logrado que la guerra se democratice, popularice y rebaje en costos.

UAV, instrumento de los medios de comunicación

En cambio, en la cobertura de diferentes medios de comunicación en El Salvador se ha masificado el uso de drones, sobre todo a nivel de periódicos y noticieros de televisión, para realizar fotografías y vídeos aéreos con ángulos estratégicos, como fue la cobertura de la remisión del ex presidente Francisco Flores (1999-2004), por un proceso judicial de la millonaria malversación de fondos de una donación de Taiwán, cuando se le revocó el arresto domiciliar y fue traslado a las bartolinas (celdas) de la División Antinarcóticos (DAN), en San Salvador, a mediados de septiembre pasado. 

El despliegue de drones de los medios de comunicación fue tal que hasta sobrevolaron la DAN para obtener mejores imágenes de la llegada del ex presidente, como cualquier otro sospechoso de actos delictivos; a todas luces un uso del UAV en la frontera o sobrepasando lo legal, al volar sobre una instalación policial y no una cualquiera, sino la sede antinarcóticos, donde la seguridad de este tipo de facilidad se puede ver seriamente vulnerada si otros, por ejemplo, con fines criminales, se disfrazaran de medios de comunicación e hicieran lo mismo.

Es delicado que fotoperiodistas u otro tipo de empleados de los medios de comunicación se encuentren operando este tipo de artefactos sin las debidas medidas de seguridad física (security) de donde se debe sobrevolar o no o sin la regulación necesaria para salvaguardar la seguridad (safety) a la aeronavegabilidad en El Salvador. Esto sin tomar en cuenta, también, el tema de la privacidad.

No se puede dejar a la ética o libre discrecionalidad de cualquier hijo de vecino la operación de un aparato tan delicado por las serias implicaciones que puede ocasionar su uso, no se le puede considerar un “juguete” sofisticado o tan solo una cámara aérea.

Por más que algunos se escuden en la libertad de expresión, hay otros derechos y deberes universales que se pueden vulnerar por el inadecuado uso de los drones.

Necesidad de una regulación

El otro problema con los pequeños UAV es que su traza (huella o rastro) es tan pequeña como para que los radares los puedan detectar para alertar al tráfico aéreo de su presencia, tanto para evitar colisiones con las aeronaves tripuladas como para alertar a las autoridades de seguridad nacional o defensa si están sobrevolando zonas restringidas o prohibidas.

Aparte, tampoco los sistemas anticolisión de algunas aeronaves tripuladas (conocido por TCAS, por sus siglas en inglés) logran detectar a tiempo a los drones, por la misma causa que pasan desapercibidos por los radares en tierra, ya que no emiten una señal lo suficientemente fuerte y clara para ser detectados, dado el pequeño tamaño de algunos.

Además, no se conoce que ninguna ley aeronáutica al menos en América Latina, ya contenga la regulación en el uso de drones.

Por ejemplo una información, de junio pasado, de Infotechnology.com, da cuenta que el diputado argentino Agustín Portela presentó un proyecto de ley en la Cámara de Diputados para agregar a los drones dentro del Código Aeronáutico.

Según informaron asesores del legislador que trabajaron en el documento, el objetivo era “llenar un vacío legal, como son los drones, para que tengan calidad de aeronave y, por ende, de acuerdo al Código Aeronáutico, que haya una responsabilidad por parte del titular y de quien opere el sistema”.

Desde el despacho del diputado Portela aseguraron que actualmente “se está vulnerando la intimidad y la privacidad” y que de aprobarse esta ley los drones deberán “tener que matricularse, adquirir nacionalidad argentina, cumplir con responsabilidades y con todo lo que establece el Código Aeronáutico con relación a aeronaves”.

El proyecto de ley surgió al notar que en Argentina se estaban utilizando cada vez más los drones con fines que no eran “deportivos”. De esta manera, al notar que los vehículos funcionaban para realizar filmaciones, fotografías y actividades fiscales, notaron que se estaba ejerciendo un “abuso de autoridad” de parte de algunos municipios y actores privados.

Por su parte, el sitio uasvision.com, publicó a finales de agosto que según el representante en Costa Rica de la Agencia Centroamericana para la Seguridad Aeronáutica (ACSA), José Durán, “hay una urgente necesidad de regular la operación de los UAV”.

“Lo que buscamos es limitar el uso de UAV para que no vuelen a menos de 30 metros de grupos de personas y que su altitud no cause accidentes con otras aeronaves”, dijo Durán.

ACSA busca también controlar a los operadores de estos dispositivos para garantizar que los mismos estén certificados y se promueva la creación de restricciones para prevenir violaciones a la privacidad de los individuos.

Por ejemplo, en mayo pasado, reporta el mismo sitio, un drone fue encontrado en los jardines del edificio principal de las oficinas judiciales en San JoséCosta Rica, y el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) aún investigaba si el incidente se trataba de un accidente o una operación de espionaje.

Por lo expuesto, el tema urge de regulación y nadie puede operar drones como si fueran juguetes, todos los operadores deben estar bajo una estricta regulación que asegure deberes y derechos, nada puede quedar al libre albedrío de un irresponsable o ignorante, por lo que lo delicado del asunto no admite ni siquiera la tan trillada muletilla de la libertad de expresión que, más bien, en América Central, sobre todo, se ha vuelto un libertinaje de expresión.

 

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