Un estudio de la Universidad RMIT de Australia alerta sobre los posibles peligros de las ráfagas de viento para las operaciones de los taxis aéreos. "Pueden ocurrir desviaciones significativas de la trayectoria de vuelo, lo que aumenta el riesgo de colisión con objetos", advierte el equipo de investigación de UAS de dicho centro, liderado por Abdulghani Mohamed.
El problema es que dicha susceptibilidad a las turbulencias (definidas como un flujo caótico, aleatorio, altamente no lineal e impredecible) es mayor que la que enfrentan aeronaves de mayor tamaño y masa. De hecho, la principal preocupación recae sobre la baja velocidad con la que despegan y aterrizan estos sistemas. Como resultado, los taxis aéreos necesitarán más potencia para realizar estas maniobras en las ciudades en comparación con un aeropuerto o un espacio abierto.
Esquemas de posibles encuentros con ráfagas de un UAV de ala fija que vuela cerca de edificios. Fuente: RMIT University.
La observación del equipo del Dr. Mohamed detalla que "los flujos dentro de un entorno urbano son generalmente no homogéneos, anisotrópicos y variables en el tiempo y, por lo tanto, violan muchas de las suposiciones centrales de los modelos de ráfagas tradicionales. Cerca del suelo, las escalas de longitud y las intensidades de la turbulencia varían rápidamente con la altitud y dependen en gran medida del terreno".
Recomendaciones
El equipo investigador concluye que estos aspectos "deben abordarse adecuadamente mediante la regulación antes de que llenemos los cielos de nuestras ciudades con taxis aéreos y otros drones". Esto, en un contexto en el cual los actores más interesados (Boeing, Hyundai, Airbus y Toyota, entre otros) esperan que el mercado esté plenamente operativo durante esta década o a comienzos de la próxima. De hecho, la empresa Volocopter trabaja para desarrollar su servicio comercial VoloCity en los Juegos Olímpicos de Paris 2024.