Los retos de la industria de los sistemas no tripulados para 2024
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Los retos de la industria de los sistemas no tripulados para 2024

EASA UAM
La movilidad aérea urbana (UAM) tendrá un papel protagonista en 2024. Foto: EASA
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En base a las tendencias y avances observados durante los últimos meses del pasado año, 2024 se presenta como un periodo de gran prosperidad para la industria de los sistemas aéreos no tripulados. Distintos estudios ya han anticipado que el mercado de los drones seguirá experimentando un importante crecimiento a nivel mundial, gracias a los avances tecnológicos que permitirán el desarrollo de nuevos sistemas y tecnologías de vanguardia, aplicables, cada vez, a más sectores profesionales.

No obstante, a pesar del pronóstico favorable, la industria y todos los agentes que participan en la misma deberán enfrentarse y superar una serie de desafíos que obstaculizan la consecución de sus objetivos. Entre estos retos destaca, sobre todo, la necesidad de actualizar los cuerpos normativos que regulan las operaciones; la promoción de la seguridad aérea; el desarrollo de nuevas infraestructuras y sistemas de gestión para el volúmen de tráfico existente; o la implementación de los drones en los flujos de transporte actuales. 

En paralelo, el segmento de esta industria que se dedicada al diseño y desarrollo de plataformas y equipamiento derivado para el sector de la defensa y aplicaciones militares, también tendrá que afrontar sus propios desafíos relacionados, principalmente, con el aumento del número de amenazas y el avance de los conflictos armados contemporáneos.

Los drones como activo militar crítico

La guerra de Ucrania ha demostrado que los sistemas no tripulados son una herramienta fundamental en la estrategia militar actual, ya que permiten reducir la exposición del personal a riesgos y otorgan una importante ventaja táctica y operativa. Analizando la progresión de este y otros enfrentamientos que están teniendo lugar en la actualidad, la industria ha sido capaz de desarrollar nuevas tecnologías para dar apoyo a las Fuerzas Armadas de distintos países, que ya operan drones y antidrones de manera regular.

El incremento en el uso de estos sistemas se traduce en un aumento en el número de amenazas, lo que conlleva desafíos adicionales en términos de seguridad y gestión de riesgos. Además, la industria necesita ser ahora más competitiva y las compañías cuya actividad central es el diseño y fabricación de aeronaves o componentes tienen que enfocarse en desarrollar productos disruptivos, que ofrezcan capacidades únicas y destaquen entre la infinidad de soluciones existentes.

Será vital que las nuevas plataformas que vayan surgiendo puedan trabajar de manera conjunta y coordinada con otros equipos para posibilitar la interoperabilidad entre fuerzas aliadas y mejorar su potencia ofensiva y defensiva. Adicionalmente, esta característica simplificará la logística militar y garantizará una mayor seguridad durante las misiones y, en general, en los principales espacios aéreos.

El futuro de la movilidad aérea urbana

La movilidad aérea urbana o UAM tendrá un papel protagonista en este 2024 y comenzará a sentar las bases definitivas para el inicio de las operaciones comerciales a gran escala en todo el mundo. La dificultad en la obtención de certificados de tipo (TC) para las aeronaves y la necesidad de una regulación específica son los principales retos de este sector, pero no los únicos ni los más costosos.

Para poder ver aviones eléctricos de despegue y aterrizaje vertical (eVTOL) volando a diario en un futuro próximo, es imprescindible que se intensifiquen los esfuerzos para construir infraestructuras adaptadas para este tipo de operaciones, tales como vertipuertos y hubs de drones; así como para que se desarrollen sistemas de gestión de tráfico aéreo (ATM por sus siglas en inglés) que integren de manera segura las aeronaves no tripuladas con la aviación convencional en los espacios aéreos existentes. 

Asimismo, se deberán revisar aspectos como la sostenibilidad ambiental y la accesibilidad. Las compañías tendrán que tener muy en cuenta el gran impacto que puede tener la expansión en volumen del tráfico UAM y desarrollar, por lo tanto, vehículos respetuosos con el medio ambiente, altamente eficientes, de emisiones reducidas y cuyo coste de operación no sea extremadamente alto, para brindar un medio de transporte asequible a una amplia gama de usuarios. 

La regulación en el punto de mira

En el ámbito de la regulación todavía hay mucho camino que allanar y siguen existiendo diversos desafíos que requieren de atención inminente por parte de las entidades reguladoras. La necesidad de equilibrar la industria y progresar hacia una armonización a nivel internacional es evidente, ya que las diferencias que existen entre cuerpos normativos generan importantes discrepancias de gran impacto.

A su vez, estas diferencias y desacuerdos pueden llegar a obstaculizar el traspaso de sistemas y tecnologías entre mercados, no solo por alejar las posturas de las distintas partes de la industria respecto a la administración, sino también al dificultar la validación de capacidades y la obtención de certificados de tipo para operar en áreas distintas a las de origen.

Otro reto en el que tendrán que trabajar organizaciones como la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) o la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA) será la promoción de la seguridad y de buenas prácticas entre los usuarios que comparten el espacio aéreo. Aquí entra en juego el desarrollo de campañas y estrategias, orientadas a pilotos, operadores o proveedores de servicio, destinadas a facilitar el acceso a información sobre seguridad e impulsar la aceptación social de esta tecnología. 

En su caso, para conseguir este propósito, EASA ha planteado un acercamiento a la comunidad de los sistemas no tripulados, basado en comprender sus necesidades y problemas y en ofrecer un punto de vista más personal, alejado del tono autoritario y burocrático. La entidad quiere ser reconocida como un punto de apoyo para solucionar las dudas y dificultades relativas al uso de sistemas no tripulados, generando interacciones positivas y transmitiendo mensajes claros y directos.

Integración de nuevas tecnologías de autonomía

Finalmente, la industria de los sistemas aéreos no tripulados tendrá que seguir progresando en la implementación de tecnologías de vanguardia, como, por ejemplo, la inteligencia artificial, el machine learning, el internet de las cosas (IoT), la realidad aumentada (AR) y la realidad virtual (VR). Todos estos elementos ayudarán a mejorar las capacidades autónomas de las aeronaves, simplificarán la interacción de los operadores con sistemas complejos y posibilitarán la automatización de procesos de despegue y aterrizaje, comunicación y gestión y control del tráfico aéreo.

Sumado a eso, la implementación de estas y otras tecnologías tendrá un impacto positivo en la seguridad y en la integración de nuevas plataformas en los espacios aéreos, ya que introducirán algoritmos y capacidades de procesamiento avanzadas en las operativas cotidianas. Esto ayudará a mejorar las capacidad de toma de decisiones en tiempo real, tanto de los operadores digitales, como de los humanos, reduciendo así riesgos potenciales como colisiones o irrupciones en zonas segregadas, minimizando conflictos y mejorando la eficiencia del transporte aéreo autónomo y convencional. 



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