Francisco Muñoz INTA "La industria española está muy bien alineada con el mercado internacional"

Francisco Muñoz Sanz comenzó su andadura profesional en el sector aeronáutico realizando tareas de ingeniería en proyectos nacionales e internacionales como el C212, C101, CN235 o EF2000. Este ingeniero aeronáutico madrileño atesora más de 20 años de experiencia trabajando con sistemas no tripulados. Desde 1992, ha trabajado en diversos programas desarrollados por el INTA, como SIVA, ALBA, DIANA o MILANO, que se han consolidado con éxito en gran parte gracias a su esfuerzo. Desde que se incorporó a la institución, ha dirigido el Centro de Experimentación de Aeronaves, y la Jefatura de Proyectos. Actualmente es el responsable del departamento de Programas Aeronáuticos del INTA. A pesar de su apretada agenda, Francisco Muñoz ha tenido la amabilidad de recibirnos en su despacho para comentar sus impresiones sobre el mundo de los UAV, en una extensa entrevista que Infodron.es publicará en dos partes.

¿Cómo valora la trayectoria del INTA en el campo de los UAV?

Hoy en día los UAV se han convertido en el paradigma del sector aeronáutico, existe un gran número de publicaciones y un amplio volumen de producción. En el INTA llevamos trabajando en este terreno desde 1991, un campo que hace 20 años suponía un desafío técnico y en el que aún no trabajaba nadie. En este sentido, para nosotros resultaba muy interesante emprender proyectos de adquisición tecnológica. Durante este tiempo, hemos puesto en marcha programas de I+D y desarrollado prototipos completos de UAV. Todo ello nos ha permitido ayudar a la industria, especialmente a la empresa pequeña. Al principio, tuvimos que hacer frente a dificultades tecnológicas. Actualmente el principal problema es la falta de financiación, pero estamos en una situación ideal para desarrollar proyectos de colaboración.

¿En qué proyectos se encuentra inmerso el INTA en este ámbito?

Contamos con proyectos propios de desarrollo. Tras años de trabajo hemos podido consolidar dos familias completas de sistemas, una dedicada a la observación y otra más especializada dedicada al entrenamiento de las defensas aéreas, los ‘aviones blanco’. Un importante número de usuarios se han interesado por obtener licencia de fabricación e industrialización de nuestros sistemas, como es el caso del  UAV DIANA. Este aparato es un avión turborreactor de altas prestaciones que ha conseguido acceder al mercado sin dificultades. Actualmente la Fuerza Aérea Brasileña está utilizando el sistema Diana mediante un acuerdo que mantenemos con Airbus Defence and Space, el cual posibilitó la exportación del producto. Respecto a los UAV de observación, desarrollamos sistemas desde los 50 kilogramos, como es el caso de ALO, hasta la tonelada de peso del proyecto MILANO, para misiones estratégicas. Además contamos con sistema de vigilancia aérea integrada denominado SIVA, de 300 kilogramos.  

¿En qué dirección considera que avanza la industria de los UAV en España?

Nuestra industria está muy bien alineada con el mercado internacional. Es verdad que cuesta desarrollar sistemas de gran tamaño, ya que deben ser certificados con todas las garantías. Sin embargo, hay muchos desarrolladores de aplicaciones. Los emprendedores tienen muchísimo campo de actuación y de hecho, lo están cultivando. Conseguir beneficio real es algo más complicado, ya que se necesita una buena capacidad de producción y los costes son elevados. Sin embargo, existe bastante demanda institucional, sobre todo a nivel autonómico y por parte de las Fuerzas Armadas. Por tanto, considero que la industria española avanza en buena dirección.

Una regulación más completa respecto a los vuelos de UAV es uno de los asuntos más demandados por el sector, ¿qué avances considera necesarios en este sentido?

En principio parecía que cualquier podía operar un dron, especialmente si era pequeño, en prácticamente cualquier sitio. Pero es necesario tener en cuanto los aspectos de responsabilidad civil, algo muy importante y que requiere una legislación para ampararse en ella. A pesar de que en un principio no existía legislación, en INTA siempre hemos trabajado con certificados experimentales en un entorno delimitado y controlado. La AESA está llevando a cabo un esfuerzo tremendo en este ámbito, alineándose además con el resto de normativas internacionales. Existe voluntad política, por lo que hay que ir salvando las barreras técnicas que encontremos.

En la industria de los UAV existe un gran número de participaciones y proyectos conjuntos entre empresas e instituciones. Siguiendo esta línea, ¿qué colaboraciones mantiene INTA a día de hoy?

Siempre estamos en contacto con empresas españolas, que se interesan por nuestros sistemas y desarrollos. Estas conversaciones a veces cuajan en algo, otras no. Lo que si suele prosperar son los proyectos de investigación conjuntos, como el programa H2020. Trabajamos con los organismos públicos equivalentes al INTA en Europa, además de otras empresas internacionales y universidades. En definitiva, nos relacionamos con todos los actores inmersos en el mundo de I+D. Una de nuestras colaboraciones fue con INAER en el desarrollo de un proyecto tecnológico en el campo de los UAV para la lucha contra incendios. Ahora mismo, estamos realizando una serie demostraciones con financiación europea, a través de un programa de iniciativa público-privada del Sesat para la integración de los UAV en el tráfico aéreo. La semana pasada, culminamos este proceso para verificar que es posible operar UAV en el mismo espacio área que un avión tripulado. 

Foto: Infodron.es